Construir el trabajo del futuro

¡Imaginar el futuro!
Como alguien preocupado por el presente menguante de mi generación, intento involucrarme en estas áridas zonas del futurismo. Y a partir de algo general extraer alguna conclusión para el sector editorial.
¿De qué forma imaginar el futuro con los libros?
Todo editor basa su trabajo en alguna definición de futuro, necesita una idea de lo que representa el mismo en sus lectores. Por lo tanto hay que intentar saber de los lectores que idea o sensación tienen hacia algún posible futuro.

A raíz de la sesión que intitula el post, con el auspicio de la Fundación Friedrich-Ebert-Stiftungque  en Montevideo, con la participación de Yasmin Fahimi, diputada del Bundestag Alemán, y Victor Baez, de la Confederación Internacional Sindical como ponentes principales dejo estos apuntes como extracto de la misma.
Inquietudes con las que fui entre otras.
- ¿Que puede aportar un país como Uruguay, apenas visible, subsistible, dentro de una economía de gigantes a una economía digital?
- ¿Que puede decir Alemania, con una población altamente industrializada  en condiciones de riqueza y acumulación de infraestructuras, de cultura, de ciencia, de investigación, de finanzas, de políticos y políticas con muchas décadas de ejercicio de poder y liderazgo-supremacía social, cultural y económica, también sindical, respecto a futuros laborales y económicos?

Entre los presentes había representantes del mundo político, educativo y sindical, algunos representantes de cámaras empresariales además de la gente de prensa y organizadores. Hubieron talleres previos sobre los que se presentó un resumen.
Los análisis y razonamientos se basaron en experiencias y posibilidades de políticas de mediano plazo sobre el manejo de la población ocupada y a ocupar en lo inmediato, sistemas de reparto social, esquemas de distribución del ingreso, impacto ambiental, libertades sindicales y autoritarismos,  mecanismos tributarios y compromisos de empresarios y obreros, jornadas laborales más reducidas, integración del sector educativo, capacitación permanente y responsabilidades afines y también sobre seguridad social y jubilaciones o pensiones al momento del retiro.

Se puso énfasis especial sobre el trabajo en plataformas digitales, algo de robotización y su extensión por encima de fronteras y regulaciones nacionales. También en que esta flexibilización un tanto forzada debe ser atendida debidamente y evitar dejar solos a sus empleados que pueden derivar en pobreza y descenso social.
Dicha tendencia a trabajar por la cuenta, ajeno a todo tipo de previsión, aporte, y compromiso con su propio futuro y con la sociedad donde desempeña sus funciones fue algo señalado como de la mayor importancia a estudiarse, y de alguna manera regularse.

Visualizar al ejército de empleados que pertenecen a estas nuevas formas de trabajo y tratar de persuadirlos a que se vean como tales, negocien y participen en sus comunidades nacionales con el correspondiente compromiso y organización tanto hacia sus empleadores como hacia el gobierno.

Otro punto que se comentó, especialmente por la representante alemana, fue la educación basada en el sistema dual.  Algo que coincide con su implantación formal en Uruguay, que desde fines del pasado año se incorpora a través de una de sus universidades tecnológicas, y el acuerdo de apoyo en financiamiento de aportes y beneficios sociales a las empresas que contraten estudiantes en dicho sistema.
Se trató el tema de la renta básica universal que no tuvo grandes adeptos entre los participantes. De donde obtener financiamiento para el mismo es tal vez el mayor freno. Se promovió la búsqueda de nuevas formas de distribución del trabajo y de la renta a partir de mejorar la productividad de los empleados por un lado y por otro respecto a las empresas del sector de la economía y plataformas digitales, robótica, etc, implementar vía impuestos especiales su participación concreta en la economía. Además de finalmente identificar claramente su participación dentro del total de la economía.
Dentro de requisitos básicos para un buen desempeño y desarrollo de la nueva economía se dejó bien en claro premisas como apertura en las políticas públicas, mayor educación, democracia sindical, educación para la vida y no para el mercado, desarrollo de la capacidad de reeducación y compromiso con la igualdad de género como mínimos, entre los valores necesarios.

Es decir no hay una propuesta de futuro, una idea clara. Incluso gente que viene de un sistema tan desarrollado y protectivo como el alemán. Si bien se plantearon y existen diagnósticos, datos, previsiones, y hasta medidas posibles, no parecen ir más lejos que un sistema reactivo a lo que le va pasando a la generación actual.

Digamos que la sensación que resulta es que todos ven que el tren marcha mal, que hay varios desvíos, pero inexorablemente todos apuntan a un lugar donde ocurrirá un enorme choque, del que todos tienen señales claras.

Que raro, es el futuro. En primer lugar uno se encuentra con un auditorio formado principalmente con gente que excede al adjetivo joven. Pasa lo mismo en las Ferias y congresos del Libro.
Y luego que no parece que ni en Uruguay ni el Alemania haya quien levante una mano y diga,
es por aquí! Me explico mejor hay gente que tiene soluciones pero no la fuerza suficiente dadas las enormes desproporciones de fuerzas económicas y políticas en juego.

Según parece la conversación para mantener el empleo actual, olvida lisa y llanamente que más de la mitad de la población actual en el mundo son infantes que están en las escuelas.
Si los alimentamos con tornillos y textos legales, o los alimentamos con bitios y redes sociales responsables sería una decisión de buen principio para el futuro.

¿Cual es el imaginario de los niños actuales?
¿Esta la educación y la lectura en el camino para ese futuro?
¿y si después de tantas revoluciones, de tan costoso sistema de educación, un niño no tiene más imaginario que las posibilidades socioeconómicas de sus padres y familia?
¿ésa es la humanidad digital del futuro?