El lugar de los libros y la lectura


Un mundo de libros, vivir de los libros, de venderlos. de regalar y contar libros a los niños, cargar cajas con libros. Historia personal que también es de muchos en esta afición.
Una vida en esto de lograr que alguien se interese en un libro y aún muchos preguntan ¿sólo de los libros vive Ud.?
- Si.
En algún momento del siglo pasado, la sociedad evolucionó gracias a la difusión masiva de la educación y a la creencia de que a través de ella, entre otras cosas se podía cambiar de situación personal y hasta familiar en la escala social y económica.
El siglo avanzó y con él la industrialización, la tecnificación del agro, la migración del campo a la ciudad, el trabajo con sus regulaciones de horarios, su especialización, mecanización primero y automatización después, la integración de la mujer en el mundo laboral, político. 
 
Los libros entonces eran sustento, protagonistas del avance. Buscados, queridos, a veces perseguidos, dejaron marcadas las huellas de su importancia. 
 
Llega la época de la tecnología electrónica analógica primero, seguida de la digital con su generación más opulenta, más ociosa y sus empleados de vida útil corta. 
Se necesitan menos esfuerzos para obtener resultados más inmediatos. Cada vez más tiempo sentados frente a la tv, hablando por teléfono, jugando algún play todo bajo confortable techo.
En la última parte del siglo pasado y entrado el presente se logró cubrir con educación básica a la mayor parte de la población. Cobró impulso el reclamo de aumentar el nivel de escolarización abarcando hasta la parte terciaria, a veces con tecnicaturas que incluyeran bachillerato y salida laboral rápida
Con el aumento de las plazas universitarias y también de la participación privada para acompañar la demanda de matrícula. Entre necesidades de estudio y trabajo se hizo del término "carrera trunca" un común denominador en los currículums de esta generación.

Los dispositivos de pantalla de a poco se instalaron en salones de clase. La necesidad de internet ya con estatus de derecho humano universal es requisito en cualquier urbe y ambiente que reúna gente y sus celulares.
De a poco desde que hicieron su primera irrupción comenzaron a ser cada vez más importantes ya que su contenido permitió simular resultados sin requerir cuidadosas lecturas, estudios e ideologías.
Hoy tenemos más tiempo libre, viajamos más y ni la antigua tv ni la universidad ni los libros son necesarios entre los intereses de los más jóvenes. 
Es más no parece que tengan horizontes de largos plazos definidos.
 
En muy pocas generaciones pasó de todo. Las cuatro paredes dentro de las que se criaron hijos pasaron a disolverse quedando tan solo un cristal de colores donde se pone buena parte de la atención útil diaria del ser humano.
La tv la llevamos en el celular, horas de video diario alimentando egos, curiosidades, todo un sinsentido más que pasar un tiempo por el que nadie nos espera ni en el cual intentamos hacer algo más útil.
La universidad se encuentra amenazada por su forma lenta de evolucionar y convencer a los jóvenes de la idea de una educación seria y duradera. El requisito de inmediatez debe ser resuelto por una motivación más firme. Competir y lograr del estudiante dedicar hoy en día tanto esfuerzo para aprender algo como el realizado históricamente durante décadas por sus mayores.
La universidad se convirtió en una casta, donde no acceden los estudiantes más pobres, donde se administran puestos de trabajos tanto dentro de sus paredes como para los egresados y donde se trabaja para un círculo exclusivo con vicios burocráticos para acceder a sofisticados beneficios y también llenos de intrincados vericuetos de infinitos informes y rendiciones de cuentas entre otros requisitos para acceder a fondos de investigación y desarrollo. 

Lejos de la "universalidad" tanto del acceso como de su relación social, sus efectos de intercambio, el único acercamiento a su comunidad suele ser para promover más proyectos y estudios financiados por fondos privados, por lo que las soluciones que surjan de dichas investigaciones no deberán levantar banderas y reclamos que pongan en entredichos a sus mecenas.
Llámense gobierno o fundaciones, empresas, etc..
¿El libro? entreverado entre celulares y tabletas escolares con contenidos semiresueltos, plataformas de enseñanza y aplicaciones interactivas tiene cada vez menos razón de ser en clase. 
En su uso académico también está más reducido, desarmado de su integridad de conceptos y contenidos. En cuanto a transmitir lo que hay que enseñar se ha sustituído como reserva de contenido y difusión.
A nivel general en la población el libro no logra despertar interés por leer a nuevos lectores en la medida y velocidad que crece la publicación editorial. 
El esfuerzo de las campañas de lectura se centra en abastecer y usar el objeto-libro, en su disfrute y divulgación del placer en la satisfacción de su uso entre adeptos, gente que ya está de alguna forma interesada cuando no obligada dentro de una unidad de mercado conocida.
La dirección de la sociedad y de los educadores deben cambiar
"La solución está en las plataformas" dicen los dueños del mercado tecnológico.
Entre los estudiantes, significa un poco de googleo, videos y wikis más algunos emoticones para consultas y expresiones "de sus pares" será suficiente.
 ¿Para que el esfuerzo? Al menos para buena parte de los educandos latinoamericanos la educación ya no cambia a nadie en cuanto a escala social y económica.
La mayoría cree que un buen éxito en las redes sociales les dará lo necesario para vivir.
Si fuera cierto alguien desde la cátedra deberá decir 
- que parte de la sociedad puede vivir con lo hecho
- que parte de participación humana se requiere para mantener y reproducir el mundo actual
- que parte de la vida actual será soportada por automatismos
- de dónde saldrán los esfuerzos intelectuales para generar ciencia y tecnología si los datos comienzan a mostrar el desinterés por continuar estudios.
- a quien se le rendirá tributo para mantener funcionando la red y sus aplicaciones necesarias 
De todos los libros de ciencia ficción se requiere uno que ya no sea historia.
Es una época donde la carencia de líderes nos afecta en todos los frentes . Finalmente la simulación de ser un hombre moderno pasa por poseer, y para ello es suficiente adquirir las corruptas y débiles prácticas del servilismo, la genuflexión ante el proveedor de comodidades.

Es una sociedad asentada en no quitar nada sin mucho lugar para la renovación. Disfrutando los beneficios tecnológicos.

El sistema individualista es el supremo rey. El "libre emprendimiento" que consiste en que triunfes desprendiéndote de todo, de la familia, de tus hijos si hace falta, de tus mayores, tus amigos de infancia, de tu país, lo que sea.

Rotos los sistemas sociales de cohesión y reacción. Todos persiguiendo la autocomplacencia, hemos llegado a la época de la pobreza intelectual. Muerte de la sinapsis. Si hay que pensar, primero probamos a ver que nos dice una búsqueda en alguna red social o google.

Tenemos más organizaciones sociales, más leyes que protegen derechos humanos, más sistemas de promoción de la educación. Pero todos de patas cortas, construídos para otro momento de la historia. Sus fundadores e integrantes no encuentran entre los jóvenes quienes tengan interés en continuar tales emprendimientos.
No sólo se está perdiendo la sinapsis cerebral, el pensamiento, el ejercicio de la crítica, la acumulación intelectual o cultural. 
También perdemos la tolerancia necesaria para ser sociales. Like o no-like! Blanco o negro. Así son los nuevos usuarios celulares, entrenados en esta binaria sociedad, ejército de dispositivos celulíticos diciendo sólo si o no...
Privatizados, disponibles en la mesa del poder político ante cada presupuesto anual, electorado, etc.
Corrupción, prostitución para alimento del sistema. 

Pero lo que se dice aporte intelectual, ideológico o social, ninguno. Esto es lo que reside detrás del andamiaje de datos, metadatos, algoritmos neuronales, inteligencia artificial, machine learning, y otros desarrollos de aprovechamiento informático de los "pulsos" que, aún humanos, proveemos como usuarios.

Estamos en un cuello de botella, podemos saber usar lo que tenemos pero preparar un futuro de máquinas que nos sustituyan en las decisiones, como tal vez lo escribieron en sus fantasías muchos autores, pero esto aún no se ve por donde se va a conseguir.
¿Qué se puede esperar?

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