Como será un editor digital? invertir en la web?

Un editor tiene un compromiso con su catálogo, con sus autores y deja un legado a su comunidad.
Hay ficciones que nos hacen creer en una comunidad virtual mundial, y es claro que existe. Pero para llegar a ella se impone reflexionar bastante. La ficción es creer que es algo fácil, sencillo y gratuito.

En primer lugar ser editor no implica un buen manejo del comercio, o de herramientas del marketing.
Ser editor no requiere ser buen comerciante, o estratega del marketing. Es una actividad especializada y tiene suficientes requisitos para ejercerla como para entrar a estos temas.

Digamos que el editor asume un riesgo que es evaluar que va a publicar o a quien, defender sus publicaciones, (y sus autores), sabiendo que es un albur el resultado de dicha gestión.

Por otra parte su principal proveedor es el autor, ya que aún confía en fama rápida, y repercusiones tanto mediáticas, como monetarias.

Cualquier autor más o menos “conectado” mantiene hoy día un blog, cuando menos. Ya adquiere destrezas de edición para el mismo, pero además se da a conocer por separado de las acciones de sus editores de libros.

Con cierta pericia elemental incorpora ads, en su blog, y de esta manera genera ingresos con los clicks. Algunos incluso ofrecen cursos y conferencias.

En el momento menos pensado le está diciendo a su editor cómo debe promocionar sus libros, y si nota que la respuesta no está a la altura de sus conocimientos pues dudará de la eficacia de la distribución de sus obras con el mismo.

Es que pasa lo mismo con los médicos, o los mismos maestros en las universidades. Viene un paciente y le dice, tengo tal cosa y necesito este medicamento. O un alumno se planta con un artículo “bajado” de internet y con autoridad y desparpajo intenta ridiculizar a su maestro.

Para estar a la altura tecnológica debemos invertir.
Para qué invierto?
Bueno, una respuesta es para estar al día y no quedar en ridículo con los autores, que aunque no sepan nada del tema, van a pedir estar en primer lugar de los resultados de búsqueda de Google.

Esto es invierto para mantenerme al día y no perder autores, o ganar a aquellos que aún no se meten a la web.

Es muy sano en todo caso estar bien informados. Además si vamos a invertir necesitamos colaboración del autor. Por ej. Que sus originales ya vengan en un formato que nos permita una digitalización rápida y con los menores costos posibles.

El tema de los derechos es complicado. Y aquí está una señal clara de por dónde irá el camino futuro de los editores actuales.

Me refiero, a que los contratos ya no son por un producto final, sino por todos los que se puedan generar, convirtiéndose en un Representante del Autor, o mejor dicho Agente de los derechos (antes de una obra sola, pero ya hay quienes quieren derechos de toda su carrera)

En adelante una actividad que será más o menos así, el editor–agente pacta con su proveedor-autor promover su obra, y todos sus derivados, hasta donde la negociación lo permita entre ambos. Se pacta un tipo de archivo y unos compromisos de difusión y mutuo apoyo publicitario.

Luego el editor-agente recibe el original y lo edita en textos neutros para la web, con sus metadatos. Y esto sería todo para esta figura .

Quien toma el contenido y lo “envasa” ya es cuestión del distribuidor del contenido, que puede ser una "cablera" (entiéndase por proveedor de servicios de TV por cable, o internet, etc) para su biblioteca del canal xx, o una telefónica para venderlo en SMS, o una librería para producirlo en e-book, e-pub, etc. O para un productor de TV o cine, para una biblioteca, es decir el “envase” ya es responsabilidad de quien lo compra al editor – agente.

Esto produce infinitos isbns-issn, o EAN, DOI, y otras tantas siglas como subproductos del contenido hayan y sus requerimientos de etiquetado y certificación y presentación para el canal.

Creo que los editores actuales no tienen forma de invertir como para presentar productos terminados. Sería como ponerse a producir películas de sus libros.
Hay y habrá tantas variaciones de producto final que tendría que tener el capital de un corporativo multimedios.

También es interesante ver de que manera, y con intereses más altos, los gobiernos compromenten tras esta actividad, el mantener la independencia cultural, y apoyar formas de preservación y difusión de las culturas de cada región.

Pero sin dudas invertir así nomás, es una aventura para aquellos que les sobre dinero y energías.

Comentarios

  1. Acertada la comparación con la industria cinematográfica. A juzgar por algunas discusiones que tienen lugar en mercados más avanzados (léase, centrales)sobre los libros transmedia, el editor será como un productor de cine. Es más, el autor será también como un productor de cine. Todo será cine, pero de peor calidad que el cine mismo. Ese es un camino todavía experimental, a menos que uno crea que la app de iBookstore de Alice es un libro transmedia. Yo no lo creo.
    Si el editor (independiente) quiere hacer algo que no se reduzca a una edición de mil tristes ejemplares (de los cuales la mitad le serán devueltos por los libreros), hay otros caminos, casi infinitos. Explorarlos no es tan oneroso.
    Hace mucho que los libros no son los libros de los que hablamos con respeto reverencial. Baste leer el último libro de Alberto Manguel, alguien que por fin dice que el Rey está en camisa. Sobre ese libro espurio he reflexionado varias veces en Libros en la nube.

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